Existe en mi barrio una cafetería donde tomo de vez en cuando un cacaolat (destesto el café) mientras observo minuciosamente esta imagen. Destaca imponente sobre una aburrida pared. Desconozco al autor. La camarera cuenta que un pintor ambulante se presentó un día hace ya muchos años y se lo vendió al dueño por 60€ (10.000 pts) y nadie se molestó en preguntarle el nombre. Este post se lo dedico a todos los geniales artistas anónimos, como yo...
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