Siempre he infravalorado la fotografía por facilona, efectivista y presuntuosa. De eso no me pienso retractar (que no retratar), yo ,que se lo que cuesta mantener la iluminación a un bodegón cuando tardas varios días en pintarlo, la conservación de lo orgánico, la fugacidad del momento ... y son esas las virtudes de la fotografía, ahora lo veo claro. Con la fotografía entra en juego la arbitrariedad del talento del sujeto, hasta el menos iniciado puede capturar un segundo hermoso, ke no se repetirá y que ha sabido reconocer, entre miles mas que acontencen en el mismo tiempo, cómo algo que merece la pena contemplar, asumir.
Esta es mi pequeño y bienintencionado intento de enmarcar pedazos de mi cotidianidad.